11.20.2011

<¿Y mientras tanto?> , preguntó el marqués.
<Mientras tanto> , dijo Abrenuncio, <tóquenle música, llenen la casa de flores,hagan cantar los pájaros, llévenla a ver los atardeceres en el mar, denle todo lo que pueda hacerla feliz>.
Se despidió con un voleo del sombrero en el aire y la sentencia latina de rigor. Pero esta vez la tradujo en honor del marqués: <No hay medicina que cure lo que no cura la felicidad>